lunes, 30 de junio de 2014

La responsabilidad de una “Deidad”

Las “apariciones” recientes de José Tomás en Granada y León, siguen dando de qué hablar.
Decía un columnista español, que de pronto los aficionados son muy exigentes con él, (en su más reciente actuación no estuvo lo excelso que se esperaba); que José Tomás se presenta una tarde, y todos quieren que haga milagros, que no es juzgado al parejo de sus colegas. Pero… ¿no es justamente ésto, lo que él quiere? ¿No son sus fieles devotos, quienes lo han puesto en el papel de Mesías? ¿Por qué va a ser juzgado igual que sus colegas, cuando sus acérrimos seguidores tachan a muchos diestros de ventajistas y a José Tomás, como el único torero verdad que existe? (juicio injusto).
José Tomás, que torea dos o tres veces al año, no puede ser medido bajo el mismo criterio que un Matador que torea 50 corridas.
Todos los que se ponen frente a un toro se enfrentan a la muerte. Y hay muchos toreros que se ponen muy cerca, que exponen mucho y se quedan quietos.
Él solito se ha puesto al margen de la competencia pareja con sus colegas, lo cual tiene sus implicaciones. Sus fieles gastan muchísimo dinero para desplazarse al lugar, avión, hospedaje, boletos, si es necesario en reventa.
De esta manera, no es lo mismo decir “hoy Fulano de Tal no estuvo bien en Querétaro, pero la semana siguiente, lo vemos en León”. En este caso, difícilmente hay otra vez.
Sus seguidores esperan que se les retribuya, con emoción o conmoción. Y esas dos opciones, las eligió él.
Una cualidad de José Tomás, además de su valor y personalidad, es que sabe “cacarear el huevo”. Por ejemplo, la terrible cornada de Navegante. Sí, estuvo al borde de la muerte, pero a muchos toreros los ha cogido el toro de manera muy grave. La diferencia, es que José Tomás lo canalizó muy bien, sacando un libro, “Diálogo con Navegante”, que se ha vendido como pan caliente. O sea, sabe vender, cada cosa que le pasa, hasta una fractura en un huesito del pie. Lo admiro, porque así, como no queriendo la cosa, es el rey del “marketing”. Un caso de éxito digno de ser analizado en las carreras de Mercadotecnia. Ojo, sin quitarle sus enormes méritos como torero.
Sin embargo, tanta idolatría conlleva exigencias, tampoco pidan los devotos, que nadie cuestione nada al respecto. Y no deben percibir a quien lo haga, como su enemigo. José Tomás no tiene por qué tener enemigos, simplemente tiene seguidores, y se pueden dividir en dos grupos:
- Los que lo ven como Divinidad, haga o no, algo “extraordinario”.
- Los que lo siguen fielmente, pero que exigen, por su esfuerzo, tanto económico como físico… un triunfo contundente.

Y es que la gente quiere ver el milagro esa tarde, porque posiblemente, no haya más.

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