lunes, 17 de enero de 2011

Dos orejas cortadas con el alma


16 enero 2011
Plaza de Toros Mexico
11va corrida

Toros de Rancho Seco

Diego Ventura
Uriel Moreno “El Zapata”
José Mauricio

Excelente entrada.

Sin haber venido antes a la Plaza México y después de una excelente campaña de comunicación, Diego Ventura, el rejoneador portugués consiguió una de las mejores entradas de la temporada. Compararlo con Pablo Hermoso de Mendoza sería inútil ya que ambos rejoneadores son espectaculares, cada uno con su estilo propio. Habría que verlos juntos.
La cuadra de Diego es realmente espectacular. Caballos que hacen arte, porque el arte emociona; con un valor impresionante, un temple único y un “saberse toreros”. Impactantes por su belleza, su alzada, su elegancia, la comunicación con su jinete, en fin, un espectáculo que hay que ver, taurinos y no taurinos. Sus quiebros, sus desplazamientos de costado dándo casi la vuelta al ruedo, con la distancia precisa, los teléfonos que hace Diego, los adornos a la alta escuela con los que va celando al toro, los remates por dentro con gran clase, las mordidas de Morante, en fin, que hay que verlo. Es lamentable que haya fallado con el rejón de muerte en sus dos toros y con el de regalo, no pudiendo redondear su actuación. Y hablando del toro de regalo de la ganadería de Garfias ¿por qué no fue de Rancho Seco, si los anteriores embistieron muy bien al caballo?

Uriel Moreno “El Zapata”
Hay toreros que en el rostro llevan los caminos andados, las muletas cansadas de tanto remiendo, los sinsabores, los aventones pedidos y los tenis gastados. El Zapata supo, desde que hizo el paseíllo, que la entrada de esta tarde no era para desperdiciarse. No fue suficiente el feo achuchón que le dio su primer toro para quitarle la convicción y el celo a este torero. Por su valor, su corazón y su entrega fue el triunfador absoluto de la tarde cortando dos orejas a su segundo toro. Con casi 15 años de matador y una carrera llena de altibajos, este torero ha dejado la vida en los ruedos. El sabía que era hoy o no era nunca, aprovechó cabalmente esa plaza casi llena y ese público ávido de emociones. En gustos y estilos se rompen géneros, pero el triunfo logrado esta tarde en la México por El Zapata es merecidísimo, logrado a pulso, a maromas, a base de dejar en la arena el corazón. Cómo galleó a su segundo toro despues de banderillas hasta frenar su embestida.
Conmovedora escena de un torero, que después de entregar el alma, sale flotando, no se sabe si porque lo cargaron en hombros o por el éxtasis de la noche.

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