lunes, 7 de diciembre de 2009

Hay veces que es mejor decir… no, gracias


Siempre es muy halagador cuando te invitan a participar en un evento, pero es de gente inteligente disculparse con toda educación y agradecer la atención si se está consciente que ya no es el momento.
Esto es lo que Miguel Espinosa “Armillita” tuvo que haber hecho ante la invitación para confirmar la alternativa a Cayetano Rivera Ordóñez.
Vi a un Miguel excedido de peso, sin facultades, y que no se estuvo quieto ni un segundo. Por otra parte, no se a santos de qué, los cronistas se empeñaron en taparle sus defectos y justificarle todo, tratando de engañar al público, que si Miguelito necesita un toro a modo, que si Miguelito es un torero de aroma y por eso no se acomoda con estos… ¡Nada! Miguelito ya no tiene sitio… punto. El colmo fue cuando metió la espada a su primero, una estocada defectuosísima, a la que el joven Murrieta calificó de ligeramente caída…

Proveniente de una de las dinastías taurinas más importantes, Cayetano Rivera Ordóñez es un torero de personalidad avasalladora, Giorgio no me dejará mentir.
Guarda gran parecido físico con “Paquirri”, su padre, pero como torero, Cayetano es más de detalles mientras que “Paquirri” era un torero reconocido más que nada por sus facultades físicas, dominio de las suertes y gran valor.
Ayer no pudimos ver una faena redondeada, aunque le vimos cosas muy toreras.
Pero todos esperábamos mucho más.

Sin embargo, el que se llevó la tarde, fue Octavio García “El Payo”, este joven torero queretano que venía cargando un gran peso ante la presentación de Cayetano y el regreso de Miguel. En su primer toro cortó dos orejas, aunque, con una hubiera sido suficiente. En su segundo toro, cortó una oreja. Salió en hombros.
Valiente, con ganas, con presencia, “El Payo” se suma a la lista de toreros que nos están devolviendo la esperanza en la baraja nacional.

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